Columna del Dr. Luis Beltrán Lara Castillo Sec. General de Encuentro Ciudadano Carabobo La formación política como factor del cambio social

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Columna del Dr. Luis Beltrán Lara Castillo

Sec. General de Encuentro Ciudadano Carabobo

La formación política como factor del cambio social

Retomar un tema que ha sido abordado desde décadas pasadas por intelectuales y estudiosos en  la materia no es nada fácil, sin embargo, es imperativo que los que estamos empeñados en impulsar los cambios necesarios para la reconstrucción de nuestra sociedad aportemos nuestros puntos de vista a los fines de construir un estamento sólido para coadyuvar a la capacitación y formación crítica de las nuevas generaciones, que nos permita atender no solo la realidad política que nos golpea el rostro a diario en Venezuela, sino la preparación de aquellos que deberán regir los destino en diversas áreas gubernamentales desde cualquier instancia de poder que sean requerido.

La formación política deberá estar enmarcada dentro del aspecto ético, que no solo se convierta en una mera simbolización o sistematización de información o contenidos sin estimulación de criterios o de la capacidad reflexiva de  los llamados a formar parte de las organizaciones que realmente aspiran a un cambio eficaz y productivo de la sociedad, que se ha mantenido aletargada debido a decepciones o errores cometidos en el actuar de factores diversos que no deseo ni es preciso en este momento mencionar.

La intención  es  retomar desde diferentes instancias la formación, capacitación, educación y convertir esta expresión de saberes diversos en el plano fundamental de la acción política, que permita no solo a los integrantes de las organizaciones políticas prepararse con miras al cambio de paradigmas establecidos por los factores que detentan el poder, sino que los ciudadanos puedan tener propuestas viables que les inspiren confianza y les permita tomar decisiones conscientes con la certeza que su accionar es y será fundamental en el proceso de cambios que se requieren, de tal manera de no repetir los mismos errores del pasado y poder afrontar los grandes retos que nos depara el futuro en un país ávido de cambios sustanciales. 

Es por ello que la preparación política es necesaria para conducir los procesos que nos permitan la transformación de la realidad que hoy vivimos, sé que muchos al leer estas líneas estarán pensando en las críticas, epítetos y cuanta descripción soez se ha dicho o esgrimido contra el accionar de algunos políticos, que por demás, es posible que con razón se hayan realizado, pero la realidad es que, todo lo que nos rodea para la toma de decisiones que involucre al conglomerado social del país tiene que ver con la política y el no participar o involucrarnos en ella permite que los causantes del deterioro abusivo de nuestra sociedad se mantengan dirigiendo los destinos de nuestra nación.

Decía Rodolfo Romero Garcete exdirector General de la Universidad de los Trabajadores de América Latina (URAL); expresidente de la Comisión Latinoamericana de Defensa de los Derechos y Libertades de los Trabajadores y Pueblos de América Latina (CLADEHTL), en un escrito titulado La formación política con visión estratégica que: “La formación política es un proceso que debe acompañar siempre la tarea educativa cuando se asume con seriedad un proyecto democrático. La democracia solamente puede gestarse efectivamente cuando rescatamos a plenitud toda la tarea del desarrollo humano, que permite incorporar a la persona humana en el proceso civilizatorio y construir ciudadanos para hacer posible la convivencia fraterna y democrática. La democracia está profundamente emparentada con la vigencia plena de los derechos humanos y con el efectivo ejercicio de los mismos.”

Coincido plenamente con estos postulados esgrimidos por Garcete, independientemente de concordar o no con algunas de sus posturas políticas, no cabe duda que hoy es fundamental en nuestra sociedad tomar en cuenta y poner en práctica, sin ningún tipo de complejo estéril  lo que plantea cuando indica que: “La formación política nos ayuda a desarrollar nuestra capacidad de análisis y de comprensión de la intensa y conflictiva convivencia humana, y nos motiva a asumir un compromiso en la construcción de los cimientos de la ciudad, que debe estar basada en los intereses legítimos y en los valores fundantes de todo proceso civilizatorio humanista. La formación política debe ser el resultado natural de una profunda EDUCACIÓN CIUDADANA”, no entender esta realidad es lo que nos ha traído hasta la situación de pobreza política, de pauperización intelectual de nuestra sociedad política, por ello es fundamental acometer de inmediato un trabajo arduo de capacitación y formación en lo político, a los fines de la reconstrucción de una sociedad que enarbole las banderas de la democracia, ejerciendo eficaz y conscientemente ciudadanía, para poder exigir derechos cumpliendo con nuestros deberes como ciudadanos de bien.

La educación debe ser la base fundamental del desarrollo de una cultura de respeto por los Derechos Humanos, estamos llamados a trabajar en ello, sin embargo, debemos entender que el accionar político, el prepararnos políticamente, el retomar una cultura política de altura, dependerá de diversas circunstancias, una de ellas y para mi entender la más importante,  la educación, la capacitación en valores que nos  liberen del yugo impuesto por la decepción o la apatía al no haber alcanzado objetivos que una sociedad deseosa de cambio ansía y no ha podido alcanzar, pero la realidad nos enseña que los cambios sociales ocurren y transforman la realidad imperante en la medida que participamos de ellos, para lograr el cambio social tan anhelado, debemos formarnos e incorporarnos al quehacer político que necesita de las mejores capacidades al servicio del bien común y gestar el cambio. Las diatribas políticas de los factores que realmente quieren el cambio del actual sistema de cosas deben de apartarse y comenzar de una vez a trabajar en la reconstrucción del andamiaje político social que nos permita avanzar por senderos de prosperidad y libertad. 

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